Drama mítico

El conflicto entre el alma y el amor está ilustrado en el drama mítico de Psykhe y Eros. Muchacha cuya belleza sobrepasa la de las más hermosas, Psykhe no puede encontrar novio: su perfección misma asusta. Sus padres, desesperados, consultan el oráculo: hay que engalanarla como para un casamiento y exponerla sobre un peñasco en la cumbre de la montaña, donde un monstruo vendrá a tomarla por esposa. En medio de un cortejo fúnebre, es conducida al lugar designado y se queda sola.  Pronto un viento ligero la lleva por los aires hasta el fondo de un valle profundo, en un palacio magnífico donde unas voces se ponen a su servicio como si fueran esclavos. Por la tarde, siente una presencia a su lado , pero no sabe quién está allí. Es el marido del que ha hablado el oráculo; él no le dice quién es; le advierte simplemente que, si ella lo ve, lo perderá para siempre. Días y noches transcurren así en el palacio y Psykhe es feliz.
Pero quiere volver  a ver a sus padres y obtiene permiso de regresar algunos días junto a ellos. Allá, sus hermanas, celosas, despiertan su desconfianza y de vuelta a su palacio, a la  claridad de una lámpara, mira, dormido cerca de ella, a un bello adolescente. Pero ¡ay!, la mano de Psykhe tiembla: ¡una gota de aceite hirviente cae sobre Eros! El Amor, así descubierto, se despierta y huye. Es entonces cuando empiezan las desgracias de Psykhe, víctima de la cólera de Afrodita que le impone tareas cada vez más difíciles para atormentarla. Pero Eros no puede olvidar a Psykhe como tampoco ella puede olvidarlo.
Él obtiene de Zeus el derecho  a desposarla. Ella se convierte en su mujer y se reconcilia con Afrodita.